domingo, 25 de diciembre de 2011


Quise llamarte hoy para decirte que te echo de menos... pero tu número ya no existe. Llamé a información telefónica y me dijeron: "lo siento, no tengo otro número para ti". Fui a tu casa, pero ya no vives allí. En correos tampoco tienen una dirección donde reenviarte la correspondencia. Simplemente creo, que el cielo está demasiado lejos. Te echo de menos. Te llevo en mi corazón. Siempre y para toda la eternidad. Copia esto en tu estado, en memoria de las personas que se han ido, pero no se han olvidado. Feliz Navidad a todos los que están ahí arriba en el cielo. . . . También, para las personas queridas que están, pero, están alejadas. . . Por esas "cosas de la VIDA !!!
Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Hice entonces la pregunta obvia: -¿Si está amaestrado, por qué lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mi alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño".
Cerré los ojos y me traté de imaginar al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.
Este elefante, enorme y poderoso no escapa porque cree que no puede. El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro de memoria. Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...
Muchos de nosotros al igual como ese elefante: vamos por el mundo atados a muchas estacas que nos restan libertad.
Vivimos creyendo que hay muchas cosas que "no podemos" hacer, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.
Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo... No puedo y nunca podré.
Crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.
¿Cuál es la estaca en tu vida que te ata e impide lograr tus sueños, metas y anhelos?. Recuerda, la única manera de lograr algo, es intentándolo otra vez poniendo en el intento todo tu corazón…
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos, que marque el camino día a día.
Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto!!!
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia...-!


Ya no eres tú, tú!
Tú a mi no me entiendes...
El tiempo cambia, las personas...
Las personas mienten, y yo ya no te creo estás diferente! No soy yo, dices que tu tampoco será el presente?
Si pudieras, si pudieras sentir... 
lo que siento dentro de este cuerpo que parece de cemento...
Siento que para ti no es duro!
No es justo!
Explícame que ocurre!?Por favor; no eres tú? entonces de quien coño es el error?
Jamás comprenderás como me siento en este instante, quizás si estuvieras en mi lugar sería diferente!
Si, soy importante para ti?!
Ya nada es igual...
Me cuesta olvidar...

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